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¿QUIERES TOCAR EN UNA BANDA DE JAZZ?

Alberto García, Senior Creative / ACD at 72ANDSUNNY, Los Angeles, y mentor internacional de la Barcelona School of Creativity.
¿QUIERES TOCAS EN UNA BANDA DE JAZZ?
Por Alberto García Orte, Associate Creative Director en 180, Los Angeles.

El día en que Miles Davis colgó la trompeta y dijo basta, dejó atrás la friolera de 48 discos de estudio. Eso sin mencionar las grabaciones en vivo, las no oficiales y los remixes. El señor Davis fue una de esas personas que define el significado de la palabra artista. Su obra es simplemente un monumento a la música, con un tamaño y una estatura que parece inalcanzable para cualquier artista moderno.

 

Ya sé que es totalmente imposible, pero me encantaría ser como Miles.

 

Un momento, pero esto es un artículo sobre publicidad, ¿no es cierto? ¿Qué tiene que ver Miles Davis con el pseudo-arte de vender productos? Aquí va mi teoría, un tanto peregrina, como casi todas, pero una teoría al fin y al cabo. Cuando intento analizar los grandes cambios en la profesión creativa durante los últimos años, siempre voy a parar a la misma analogía, el gran impacto que supuso la banda de jazz en el mundo de la música.

 

Cuando yo empecé a trabajar en publicidad, las agencias tenían un aire de orquesta clásica. Por ejemplo. Cada persona sabía hacer una sola cosa. Se tocaba siguiendo una estricta jerarquía. Había una clara idea del tipo de producto final que se deseaba crear: un spot, una gráfica, una radio. Y el proceso creativo era exhaustivo y detallado, o entre otras palabras, lento.

 

Y entonces el mundo cambió de arriba abajo. ¡Oh no! Aquí viene otro relato sobre la revolución digital, el acceso a la información, la world wide web y la madre que los parió… Nada más lejos de mi intención, porque TED Talks aparte, lo que cambió en el mundo fue algo muy básico: las cosas empezaron a moverse a toda leche. Lo que antes se hacía en seis meses, de repente se hizo en cuatro, luego en dos y, cuando ya no se le pudo meter mano a los plazos, llegó el turno de los presupuestos. En solo unos años, la orquesta publicitaria se convirtió en demasiado grande, lenta, previsible y jerarquizada.

 

Buenas noticias. Llegó la hora de pasarse al jazz.

 

Por eso cada vez que llego al trabajo y me encuentro sumergido en una nueva hecatombe mañanera, siempre vuelvo a Miles. Por un parte, es un truco mental para no perder la chaveta. Imaginarse en la piel de uno de los artistas más magnéticos y elegantes de todos los tiempos, no sé a ti, pero a mí me relaja. Pero a la vez, mis delirios de grandeza tienen un punto práctico, porque entendiendo las razones tras su enorme y prolífica carrera puedes extraer unas cuantas lecciones para sobrevivir en esto que se ha venido a llamar el mundo moderno.

 

Vamos p’allá.

 

UNO.

Miles decía: “I’ll play it first and tell you what it is later”. Años de escuela pública nos han enseñado a pensar que la improvisación es un defecto, cuando en realidad es el motor central que hace carburar nuestro cerebro. Nos encanta pensar que cuanto más planeamos algo, mejor nos sale, pero lo cierto es que una persona que hace un plan es simplemente una persona que improvisa por anticipado. Y he aquí la paradoja, cuando finalmente ponemos nuestro plan en práctica, lo más probable es que las circunstancias iniciales hayan cambiado o, sorpresa, que alguien lo haya ejecutado antes que tú.

Si tienes un problema, haz como Miles. Ponte a tocar. Y si no te gusta como suenas, pues lo cambias hasta que te guste. Racionalizar tus impulsos sólo te llevará a caminar en círculos.

 

DOS.

Tocar jazz es entender que la armonía es producto de la disonancia. Miles dijo una vez: “The thing to judge in any jazz artist is, does the man project and does he have ideas”. De la misma forma, cuando tienes que crear algo, nuestra inclinación es buscar personas que piensen como nosotros o que estén de acuerdo con el plan decidido de antemano. Error. La disonancia es la manera mas rápida de encontrar una idea que merezca la pena. Es confuso, frustrante y a veces crea tensión, pero los mejores resultados siempre provienen de personas con ideas dispares.

Cuando estés creando tu banda, no busques a personas con capacidad para crear buenas estructuras, sino a personas que escriban versos brillantes. La buena música tiene la capacidad de estructurarse por sí misma.

 

TRES.

No existe un sistema para crear un buen disco. Miles decia: “Don’t play what’s there, play what’s not there”. En la búsqueda de lo que no existe no hay caminos ni métodos posibles. Un buen músico de jazz tiene que abandonar la idea de control y confiar en que la melodía aparecerá de una manera u otra. No existe ninguna otra metodología más que la del error, el fracaso y el nuevo error. Al fin y al cabo, todos caminamos en la oscuridad. La solución no radica en el método sino en la velocidad de ejecución.

Cuanto antes salgas a tocar, más posibilidades tienes que equivocarte las suficientes veces hasta encontrar tu camino.

 

CUATRO.

Miles también dijo una vez: “When you’re creating your own shit, even the sky ain’t the limit“. Sea cual sea la disciplina creativa a la que te dedicas, ya sea por amor al arte o por encargo, nunca te prestes a crear cosas que no te interesen personalmente. Si a ti no te gusta, nunca le gustará a los demás. Pero si a ti te gusta, siempre es posible llevar tu idea a un territorio común donde puede ser disfrutada por otros. Y si no funciona, vuelve al punto uno. Abandona tu material inicial lo más rápido que puedas y sigue buscando en tu interior. La motivación es el factor número detrás del rendimiento. Y para un creador, tu motivación depende de cuánto de ti mismo eres capaz de volcar en tu ideas.

 

Esto no es una llamada a desoír las críticas o negarse a ver la realidad, sino a involucrarte emocionalmente en todo lo que haces, a pesar de que a veces duela. Si no lo consideras como algo tuyo, tu proyecto se estancará y morirá, ya sea en tus manos, o en las estanterías.

 

Conclusión. Miles era un genio. Yo no. Y lo más probable es que tú tampoco.

 

Así que seguramente este artículo no nos convertirá en uno de los artistas más prolíficos de todos los tiempos, pero la vida al menos nos deja la oportunidad de intentarlo. Y al fin y al cabo, si hay que tirarse al cuadrilátero y pelear unos asaltos, al menos que sea con Miles en mi esquina.

 

Y si de hecho funciona, y este artículo te inspira a crear 48 discos de estudio -remixes y rarezas aparte – escríbeme un email y quedamos para celebrarlo.

Etiquetas: creatividad, Publicidad,

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