No eres tú, es tu hortografía.
Estoy comiendo unas deliciosas galletas Fontaneda, exactamente unas Digestive Finas de chocolate negro. Hace un ratito las he puesto en el frigorífico y, sin perder un ápice el crujido de su galleta gracias a un envasado perfecto además de facilitador, el chocolate está fresco, mucho más crujiente aún. La combinación es exquisita.
Es ahora, mientras deleito mi paladar, cuando de manera habitual, sin duda deformación profesional, examino detalladamente el pack del producto que estoy utilizando. Lo mismo da que sea una caja de galletas que una botella de vino o la caja de unas pastillas. Impepinablemente, copywriter elevado a la quinta potencia, comienzo a leer de cabo a rabo la infinidad de textos a los que nos tienen acostumbrados los diferentes envases de todo cuanto consumimos.
Y de pronto, la galletita se me atraviesa. ¡Aggg…! A punto de morir por atragantamiento o ictus neuronal, o ambos, leo “Déscubrenos”. Sí, ya sé que una tilde mal puesta no es para tanto, pero a continuación viene lo peor: “Porque creemos que cuidar de lo nuestro, es la mejor forma de cuidar de ti”. ¡Una coma entre el sintagma nominal y el verbo! ¡Es lo primero que se aprende en primero de Ortografía 1: nunca debe haber coma entre el sujeto y el verbo!
Toda la labor de los panaderos y pasteleros creando la deliciosa y crujiente masa de la galleta, de los maestros chocolateros encontrando el porcentaje perfecto de cacao, del fotógrafo que muestra la impresionante explosión de la galleta, del diseñador del pack, oscuro, elegante, apetitoso, del redactor y el corrector de los numerosos textos, explicaciones y traducciones… se me viene abajo.
Lo siento, los copies de verdad somos así. Una coma puede estropearnos una cena.
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